Recapitulando

Hoy he tenido la absurda idea de escribirte un mensaje y enviártelo. Y también hoy tuve la absurda idea de pintarme los labios de rojo y pasar por delante de tus ojos contoneando caderas. Luego tuve otras dos nefastas ideas: ir directa, frente a ti, sin titubeos; y lanzarme a tu boca para hacerla mía sin dejarte apenas pensar. Un beso pasional, húmedo, nada discreto. Tus ganas y las mías juntas y haciendo de las suyas como en los viejos tiempos. Ha sido todo muy rápido. Y también muy absurdo. Yo que ya estaba en otra página; tú que ya habías acabado el libro. Qué absurda idea esta de no quitarnos de la cabeza y volver a empezar otro capítulo.

Comentarios

Entradas populares